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El Susto de Cristina K
La influencia de la Soberanía Agroalimentaria?

por Miguel Angel Nuñez
Merida, Venezuela



Miguel Angel Nuñez
Miguel Angel Nuñez. Foto por Nic Paget-Clarke.
En los momentos de celebración de los 100 días del nuevo Gobierno, en el golgorio al relativo aumento (73%) de su popularidad, a la Presidenta de la República de Argentina Cristina Kirchner, le estalla un paro o golpe agropecuario. Con más de tres semanas de existencia, este golpe es impulsado por la cúpula oligárquica-transnacional-empresarial donde los Grobocopatel, (accionistas directivos de PDVSA-Agrícola), los Fortabat, los Bungues, los Cargiil y Born quienes en una extraña coincidencia histórica, se han dado de la mano con todos los sectores que hacen vida en la producción de alimentos del país gaucho. Sectores oligárquicos que históricamente han obligado a los Gobiernos de los Kirchner a reducir la actividad agropecuaria a los íagronegociosî. Política agroalimentaria que favorece la concentración del capital, de los medios de producción y propiedad, en detrimento de los pequeños y medianos productores. Son millones de productores en los países del cono sur que han sido desplazados, arruinados y desaparecidos por la agresiva política del modelo soyero-transgénico impulsados por el cartel internacional agroalimentario con el aval de los gobiernos del sur.

Lo llamativo de este genuino golpe-agropecuario es que ha arrastrado a todos los sectores de la sociedad rural de argentina. Acá comienza el primer error de la Presidenta al pretender aplicar y generalizar, sin entender las enormes diferencias en exigencias, que se dan entre los pequeños y medianos productores y los empresarios del agronegocio. Los nuevos impuestos y la retención del 45% de los productos de exportación estamos seguros llevarían a la ruina a los pequeños y medianos productores que todavía hacen vida.

La soya, sus ganancias y secuelas

Más del 65% de los suelos productivos argentinos están cubiertos por la producción de soya. Se estima que las exportaciones de soya de la Argentina tienen un valor de 24.000 millones de dólares. Cultivo que ha generado superganancias, teniendo repercusiones sobre la reducción de las deudas agrícolas; en la eliminación de puestos de trabajo; en la merma de las riquezas agrícolas de las regiones, con el desplazamiento de otros cultivos como el trigo, cereales, verduras y sistemas de producción de leche y carne. Por tal situación tan generalizada; la apetencia por la producción de soya y dado sus altos precios a nivel internacional, surgen las medidas del aumento de las retenciones por exportaciones. Si bien estas medidas socialmente son importantes entenderlas y defenderlas por cuanto tratan de transferir ganancias entre sectores económicos específicos y sirven para orientar la producción estimulando determinados sectores y otros no, también es cierto que estas medidas deben articularse prioritariamente hacia los sectores rurales de los pequeños y medianos productores más necesitados. Pero el sector cartelizado del agronegocio no le acepta a la Presidenta aplicar tales medidas y mucho menos apoyar las políticas redistributivas u otras que toquen cambios estructurales en las ganancias agrarias. A como de lugar, impedirán cualquier propuesta política al respecto.

La máxima representante de todo el pueblo argentino, argumenta que con las políticas de retenciones busca competir, arrancarle al sector carterlizado una buena porción de la repartición de las retenciones para aparentemente invertirlos hacia los otros sectores agroproductivos. De esta manera se avanza con la plena producción de alimentos, dar más empleo y prosperar en las políticas publicas de inclusión social de su gobierno.

Los pactos que tumban gobierno?

Es muy claro entenderlo los Gobiernos de los Kirchners no van, ni pueden traicionar los pactos históricos con los carteles mencionados. Todo lo contrario los consolidan; los promueven; le dan publicidad; les perdonan sus travesuras financieras y los apadrinan en otros países. Como lo dijo la Presidenta, el Gobierno no tiene intensiones de tocar ningún estamento de la estructura capitalista. No han hecho, ni harán absolutamente nada por modificar las relaciones de dominación entre los medios y modos de producción que ellos han coadyudado a consolidar. No pueden debilitar al sector de los agronegocios y sus carteles. Ni estos van a permitirlo. Ellos saben que las retenciones no van a solucionar, ni mucho menos eliminar las condiciones oligopolicas y privatizadoras que los agronegocios han impuesto. También esta implícito, la no desestabilización de los sectores oligárquicos, recalcitrantes, neoliberales y gorilistas quienes amparados en los apoyos mediáticos, arrecian una ofensiva derechista contra cualquier propuesta progresista y de avanzada que están surgiendo en el continente latinoamericano.

Cabe preguntarse ¿Cómo el gobierno argentino va usar las retenciones; el superávit fiscal y caudal de millones que han de entrarle? Cuando es tácito entender que millones de pequeños productores no poseen, ni mantienen la mínima infraestructura para reincorporarse en el sector agropecuario? Además con la alta retención de impuestos los pequeños y medianos productores aritméticamente no pueden soportar tan altos impuestos. Simplemente no entran en le juego. Acá ubicamos otra falla en la política agroalimentaria argentina en oportunamente presentar, consultar y abrir espacios para la participación de los pequeños y medianos productores y recibir sus propuestas políticas para la reactivación de dicho sector. Las que recientemente ha hecho el Gobierno, las consideran insuficientes. Condición, que más irrita al sector cartelizado, quienes al ritmo de las cacerolas (que han tumbado a varios presidentes argentinos) los días del "paro-golpe" han oído insistentemente invocar a "Videla-Vuelve" provocando el susto de Cristina K.

Publicado en In Motion Magazine 5 de abril, 2008

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