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Algunas Ideas para el debate
sobre el Desarrollo Rural Sustentable
y la Extensión desde la Agroecologia


por Miguel Angel Nuñez
Merida, Venezuela



Miguel Angel Nuñez
Miguel Angel Nuñez. Foto por Nic Paget-Clarke.

A manera de Introducción

La extensión agrícola se ha venido a constituir, en varios y distintos procesos de adiestramiento, entrenamiento y capacitación de los productores del campo y de las poblaciones rurales. Procesos, que mantenían un claro objetivo como era modernizar el cúmulo de relaciones sociales y de producción que se debían incorporar en las sociedades agrarias.

La modernización partiría de las nuevas propuestas tecnológicas que se incorporarían a las distintas actividades agrícolas buscando aumentar la producción y la productividad y con ello los ingresos de los productores para así incrementar su nivel de vida. Se concebía la extensión agrícola como un proceso de instrucción y de formación el cual, articulado a los éxitos productivos y a la ganancia de dinero, tenderían a generar cambios de conducta perfectiblemente compatibles con las propuestas de la modernidad.

Todas las propuestas de extensión-modernización que también incluían asesoramiento; asistencia técnica y transferencia de tecnologías para las nuevas actividades rurales se ajustaban a una determinada concepción del desarrollo rural. Desarrollo que no se refiere al conjunto de una sociedad, sino se centra en las áreas rurales en la que se pretende mejorar el nivel de vida de la población, a través de procesos participación local y mediante el uso de los recursos limitados y propios, este se define como Desarrollo Rural.

Varias acciones podríamos destacar en la definición que acabamos de presentar permitiéndonos diferenciar tres tipos históricos de desarrollo rural: desarrollo comunitario; desarrollo rural integrado y el actual desarrollo rural sustentable.

Independientemente de la copiosa literatura que existe en los desarrollos rurales mencionados y de que no es el objetivo de la propuesta expuesta, en ampliar y presentar sus orientaciones y marcos conceptuales en este papel de trabajo, creemos adecuado acercarnos elaborar una síntesis teórica de los desarrollos propuestos para avanzar en los debiese ser el desarrollo rural agroecológico y su propuesta de extensión.

El Desarrollo Comunitario

Como anteriormente se expreso el desarrollo rural hace la diferencia entre lo rural y urbano. Esta diferencia surge en los Estados Unidos durante el Siglo XIX dentro la tradición sociológica de la “Vida Rural” y en el ámbito de la orientación teórica pudiendo ser definida como un intento teórico y metodológico de eliminar las diferencias anteriormente expuestas. Como bien lo expresa Giner (1977), diferencias para “ evangelizar secularmente el campo”, desde la ciudades, sentando las bases para industrializarlo, tanto económica como culturalmente se trataba de homogenizar la diversidad cultural de las comunidades rurales para integrarlas en las mass society entonces emergente.

Surge así, el Desarrollo Comunitario, cuyos fines teóricos llegarán a diversificarse, en diferentes corrientes generadas por el desarrollo de la sociología rural institucionalizada Newby y Sevilla Guzmán (1983). Un proyecto piloto, lo financia en 1948 la Fundación Rockefeler en el Distrito de Etawah de Ultrar Pradesh en la India. Para el año de 1952 fruto del éxito de este proyecto el Gobierno de la India con el apoyo económico de los Estados Unidos incorpora a nivel de las comunidades rurales el Programa de Desarrollo Comunitario(PDC), buscando mejorar la agricultura, la salud, la educación y en general la infraestructura de las zonas rurales. Se iba a iniciar y dirigir un, proceso de cambio cultural integrado con el objeto de transformar la vida social y económica de las comunidades Dube, (1958).

El gran segundo PDC se programa para cinco años cubriendo todas las áreas rurales de la India. Se le agregaba el ingrediente participativo como mecanismo de estímulo para generar una organización comunitaria que promoviera la conciencia y la educación para obtener una acción social colectiva encaminada a satisfacer las necesidades básicas de la comunidad. El trabajo comunitario era el mecanismo de instruir a la organización comunitaria, dotarla de habilidades básicas, facilitando la participación local, pero vinculada esta a una maquinaria administrativa-gubernamental que los hiciera depender de una obligada ayuda técnica externa, Hulme and Turner, (1990). Los mismos autores señalan que la necesidad de manejar ciertos equipos de trabajo comunitario a lo largo de la India condujo a la creación de una vasta burocracia que operaba a nivel nacional, provincial, regional y local. Ello tuvo un gran impacto en los programas, reduciendo su enfoque participativo y obligando a los equipos de trabajo comunitario a adoptar las pautas convencionales del comportamiento burocrático.

Mientras el Gobierno hindú extendía su programa a lo largo y ancho del país, las Agencias de Ayuda Internacionales estaban promoviendo el desarrollo comunitario por todo el mundo. Se originó una marejada de acciones de desarrollo comunitario en Asia, Africa y America Latina, que afectaron a más de 60 países en lo que reestablecieron ministerios, departamentos y oficinas de desarrollo comunitario. Sin embargo, su popularidad fue relativamente efímera, ya que a final de los años 50 se publicaron los primeros informes desconcertantes con los resultados del PDC India y pronto sucedió lo propio en los otros países. Muchos de los cambios agrícolas promovidos tuvieron poca relevancia para los pequeños agricultores.

Para la década de los años 70 el fracaso de los desarrollos comunitarios se hace evidente, incluso hacia 1965 había fracasado, los líderes comunitarios nacionales estaban desilusionados y las agencias de ayuda retiraron su apoyo Holdcroft, (1978) y Hume and Turner, (1990).

El Desarrollo Rural Integrado

A partir de los años 70 las acciones de desarrollo rural son denominadas integrales, con lo que comienza a llamarse el Desarrollo Rural Integrado. También suelen adjetivarse como armónicas (buscando un equilibrio intersectorial), o integradas (potenciando la agricultura a tiempo parcial, después califica como multi-actividad); o denominarse ecodesarrollo (pretendiendo, junto los objetivos anunciados mitigar la degradación de naturaleza). Las orientaciones teóricas que subyacen a este tipo de acciones, se encuentran tanto en el pensamiento liberal, como en el pensamiento marxista ortodoxo, Sevilla Guzmán y Woodgate, (1977). Aunque estos tipos de desarrollo se han implementado preferentemente en las sociedades denominadas avanzadas, también han sido aplicadas en países periféricos por organismos internacionales. Cabe incluir también, dentro el concepto de Desarrollo Rural Integrado a todo un conjunto de acciones implementadas en el Tercer Mundo, desde una perspectiva marxista, por movimientos emancipatorios de carácter religioso o seculares, partiendo de las teorías de la dependencia y otras corrientes neomarxistas. Suelen responder tales acciones a lo que se ha dado en llamar desarrollo endógeno (potenciando recursos internos), autocentrado (pretendiendo romper formas de dependencia externas) y local (movilizando a las poblaciones implicadas y buscando en ellas la toma de decisiones). En muchos casos esta praxis intelectual y política se vincula a procesos de alfabetización (concientización), autogeneración de empleo (trabajo socialmente productivo) y abierta lucha política.

La fuerte tendencia impuesta en la década de los años 70 se basó en los profundos cambios que impulsó la globalización del desarrollo, el cual orbitaba prioritariamente en las propuestas y objetivos economicistas ante las causas sociales propiamente dichas. Los cambios que se siguen proponiendo y operando se dan sobre la base del fracaso de la estrategia en la industrialización-difusión, aplicada en los años 50-60. Era común en los países industrializados los esquemas teóricos de la modernización darán un giro hacia lo que se ha dado llamar estado de bienestar; lo que se traduciría en un cambio desde los objetivos e indicadores del desarrollo puramente económicos hacia las metas que, además del crecimiento, atendían también a problemas sociales más preocupantes del momento, es decir la pobreza, el empleo y la desigualdad social.

Tras el fracaso de los programas de desarrollo comunitario para conseguir su objetivo prioritario de mermar la pobreza y la exclusión social en base al incremento de la producción agraria se inicia un segundo intento modernizador, tendiente, de nuevo a permitir a los países del tercer mundo, salir de su atraso tecnológico. Para ello se adoptan nuevas técnicas de extensión que, en un intento de adaptarse mejor a la realidad del medio rural, pondrán el acento en la necesidad de la formación previa de los campesinos y en el adiestramiento de estos en las tecnologías que se desean introducir.

Para mediados de los años setenta esta propuesta de cambio implicaba en el desarrollo rural integral el cambio social planificado según Long (1977). Este investigador llevaba un análisis de las acciones realizadas por el Gobierno británico en sus diferentes colonias y por otro, de las intervenciones de esta naturaleza realizadas en Latinoamérica. Conceptualiza, de esta forma, las acciones de desarrollo rural integrado que se inscriben en el pensamiento agrario liberal como los enfoques de la mejora y de la transformación, enfoques que implementan formas de cambio planeado que no afectan a la estructura de la propiedad. Long(1977) califica estas acciones como metodologías de mejora y de transformación. Se definen, pues, como metodologías de mejora a aquellas acciones que intentan animar el desarrollo agrícola dentro del sistema de producción campesino existente; es decir, que pretender aumentar la productividad agrícola mediante la introducción de pequeñas modificaciones en los sistemas tradicionales. Tales cambios tienen una fuerte repercusión a largo plazo, ya que se suponen la pérdida de la autosuficiencia de los grupos de base y su introducción en los circuitos comerciales y de financiación. Las criticas a esta aproximación al desarrollo rural aparecen cuando este se ve contextualizado: normalmente estos sistemas de potenciación de los recursos locales utilizan los incentivos económicos combinados con el refuerzo de una persuasión persistente y una compulsión para usar las innovaciones tecnológicas y agrícolas.

Por otra parte, para diseminar las innovaciones se entrenaba a los agentes que debían trasladar sus conocimientos a los agricultores que se preveían como más progresistas dentro de la comunidad, con la esperanza de que estos continuarán con una transición en cascada hacia otras comunidades. El sistema muestra su debilidad cuando cesa la compulsión hacia el uso de la innovación. Los indudables beneficios que este tipo de acciones ha reportado han obstaculizado la aparición de una visión crítica dirigida al sistema global en el que realmente se comprueba cómo se está reforzando la desigualdad entre los agricultores más y menos progresistas y, en el fondo, éstos no obtienen los beneficios esperados. De todo ello se culpa al conservadurismo de los agricultores o los errores de un sistema de extensión, el cual se ha concentrado en zonas muy pobladas y ha sido dirigido a los destinatarios de por sí más respectivos De Wilde, (1967); Apthorpe, (1970) y Fals Borda, (1964). Las zonas situadas en la periferia, sea en el sentido territorial o socio estructural, no son atendidas. La simple mejora de la productividad y producción no lleva a un cambio cualitativo en el área socioeconómica y en la distribución del poder, y tampoco realoja los recursos productivos. Incluso la atención de la agricultura sufre un retroceso porque la planificación del desarrollo agrícola integral se hace con una orientación urbana Long,(1977).

La metodología de la transformación por otra parte, intentaba establecer nuevas formas de agricultura y de organización social. Para ello, se rompe con el sistema campesino existente en términos de escala, técnica de operación y estructura socio-legal. Siguiendo esta metodología se han llevado acabo acciones de asentamiento y reasentamientos, cuya viabilidad estaba determinada por las confluencias de numerosos factores. Según el análisis de Long, las consecuencias indeseables de estos asentamientos se cifran, por un lado, a nivel micro, en el uso que la gente hace de ellos para el beneficio exclusivo de sus explotaciones; por otro lado, en términos macro, los nuevos asentamientos se convierten en una forma de agrupar a los campesinos para ejercer sobre ellos un mayor control por parte del estado. Para Long, una intervención del estado que introduce cambios en la tenencia o propiedad de la tierra supone ya algún tipo de reforma agraria y el reconocimiento de un problema agrario, caracterizado por la disparidad de la distribución y el control de la tierra y la amenaza del latifundio. Long, (1973 y 1977).

Las estrategias anteriores han sido elaboradas bajo la óptica de enfoque liberal. Así, la mejora descansa sobre una teoría de la modernización agraria que enfatiza la importancia en la difusión de la moderna tecnología hacia el sector tradicional, al que supuestamente ha fallado motivación y oportunidad para desarrollarse económicamente. Se espera que, gracias a ello, los agricultores progresen y que usen y trasladen las nuevas habilidades adquiridas para hacerse modernos. La estrategia de transformación, por el contrario, parte de la necesidad de romper con el sistema de producción campesino y de eliminar patrones de explotación neo-colonial. Este análisis parece aceptar la aparente vitalidad del modelo tradicional no capitalista, coincidiendo en este punto con los teóricos de la dependencia, sin embargo, su propuesta última pasa por hacer entrar a las comunidades campesinas por los mismos moldes de las llamadas sociedades modernas o desarrolladas.

El Desarrollo Rural Sustentable

En la década de los años 80 en el afán de globalizar los desarrollos sociales surge la articulación transnacional de los estados, a través de las distintas instituciones internacionales Naciones Unidas; OEA, FAO, FM, BM entre otras adoptan la propuesta de Desarrollo Rural Sustentable que intenta implementase, como en los otros casos de desarrollo en los países menos industrializados o subdesarrollados. Para este tipo de desarrollo se partía de una contradicción expresa como lo era generar un desarrollo sustentable a través de la intensificación de la agricultura. Para aquel entonces se exigía la rigurosidad del planteamiento científico-técnico que continuaba motivando el desarrollo tecnológico de la agricultura intensiva del monocultivo. Los malogrados programas de extensión del pasado reciente, volcaban sus esfuerzos hacia la aparente producción agrícola sin dañar el ambiente, la ecología de los recursos. Los resultados de estos nuevos intentos de modernización a finales de la década en mención y para inicios de la venidera se valoraban y de nuevo los logros no satisfacían ni llenaban las expectativas exigidas.

Para esa época una investigación entre la extensión y los desarrollos rurales de un experto de la FAO, Polan Lacki (1987) críticamente valora la relación que existió entre los programas de extensión agrícola y los desarrollos rurales:

1) falta de integración y coordinación de organismos afines con los servicios de extensión rural. Excesiva proliferación de organismos que desarrollan actividad
rural.

2) No ha existido sujeción a los planes nacionales, sectoriales, regionales o locales, la planificación es realizada en forma vertical, jerarquizada sin considerar las limitaciones y potencialidades del medio rural. Escasa o nula participación de las familias rurales en la programación de los proyectos.

3) Exceso de burocracia en los servicios administrativos.

4) Falta adecuada distribución del presupuesto.

5) Bajo aprovechamiento del potencial humano disponible, no existieron estrategias y metodologías bien definidas que multipliquen la productividad del extensionista. Se argumentan problemas de salarios y buenas remuneraciones.

6) Problemas metodológicos referidos a la comunicación y enseñanza.

7) Insuficiencia en las supervisón de los trabajos, ineficacia en la evaluación y difusión de los trabajos.

En Venezuela varias investigaciones se han realizado corroborando lo planteado por Lacki (1987). Trabajos de LLambi (1993) de Núñez (1990); (1999) y (2002) nos han expresado que fue difícil aprovechar las circunstancias, las posibilidades y la inmensa cantidad de recursos financieros que no pudieron encauzar los desarrollos rurales en su mayoría auspiciados por organismos internacionales. Incluimos el último financiado por el Banco Mundial el Proyecto de la Fundación CIARA, el cual surgió en la décadas de los noventa también sus resultados se valoran tímidamente sin apreciarse ningún impacto que hubiese lugar.

En su densa obra sobre el Desarrollo Rural y los Sistemas de Producción Agrícola de Santiago Meza (1999) demuestra que han existido por lo menos dos formas de percibir el desarrollo rural; aquella que descansa en los modelos preestablecidos por los ideólogos y teóricos del desarrollo, cuyas concepciones han venido siendo trasladadas en forma acrítica y generalizada a la sociedad agraria; a través de las fracasadas políticas de estado, y aquella percepción que se basa en el conocimiento científico de los procesos históricos reales de producción y evolución de la sociedad, la cual inexplicablemente ha venido siendo obviada por los estudios en la materia. Las nuevas realidades reclaman la necesidad de formular nuevos paradigmas del desarrollo rural, que se sustenten en los estudios y conocimientos de los fenómenos socio-históricos que se están sucediendo en el espacio rural; conocimientos que debidamente armonizados a las metas que traza el estado/y o grupos de poder; pueden conducir, a la formulación de políticas que orienten el desarrollo agrario en forma eficiente, equitativa y sustentable.

Una de las reflexiones principales que podemos destacar de la síntesis histórica de los desarrollos rurales y de la extensión allí implícita que nos han precedido, es que no se han tomado en cuenta y de manera responsable, seria y práctica las variables ambientales y tecnológicas que nos permiten entender interpretar que la crisis del sector agrícola nacional y regional es una crisis de eficiencia; eficacia; de carencia institucional; de cobertura hacia los alcances emprendidos y una crisis de productividad Núñez,(2002). El mismo autor valora, que en un sistema de producción agrícola las relaciones entre los componentes de las tecnologías-ambiente-tecnología y la armonía y equilibrio que han de generarse son y serán en esencia fundamentales para elevar la productividad y sustentar los rendimientos; Núñez, (2002) y (2006).

De la apreciación precedida y llevada a la práctica en un buen número de espacios productivos agroecológicos del trópico, los cuales nos proporcionan una mayor estabilidad en relación al menor gasto de energía, lo que nos esta demostrando como estas propuestas de orden tecnológico acopladas y sustentadas en las asociaciones de cultivos o agrobiodiversidad tienden a sustentar los sistemas de producción en estrecha relación con el equilibrio territorial, social y ecológico hoy día reclamado.

La naturaleza de las producciones agrícolas en los sistemas tropicales se basa en los distintos arreglos de las asociaciones de cultivos y sistemas agroforestales. Sus características y ventajas en la recuperación de suelos; en la cosecha de agua, en controlar enfermedades y plagas con cultivos específicos o usos múltiples de las plantas; en la preparación de productos biológicos; en la diversidad de alimentos que se producen en dichos sistemas están ampliamente documentadas en (Nuñez-2002, 2006a). Este autor también demuestra como desde las investigaciones realizadas por (Toledo, 1985; Mejias, 1997; Rodríguez ,1995; Velez 1998 y Tapia 2000)

Es acá donde empieza el desarrollo de lo propio; de lo local y de su sustentabilidad. La nueva propuesta de desarrollo rural necesariamente debe orientarse en consolidar la parte más dinámica de la misma, como lo es la agricultura tropical sustentable y allí subyace la dimensión ambiental y tecnológica necesarias ambas incluirlas en el concepto de desarrollo rural sustentable que a continuación definimos: “ es la integración de los medios de producción a partir de los recursos y necesidades existentes en la población local, haciendo uso de las nuevas formas tecnológicas, complementarias a las técnicas apropiadas ancestrales como máxima expresión cultural e histórica de la comunidad o grupo social en procura de la autosuficiencia alimentaria sostenida y en armonía con la preservación del ambiente incluido el reservorio genético, Núñez (1999); (2002).

El Desarrollo Rural Sustentable desde la Agroecología

El concepto de extensión agroecológica consistiría principalmente en potenciar esquemas de desarrollo rural sustentable teniendo como objetivo el mejorar los niveles de vida de las poblaciones locales y no específicamente el crecimiento económico. Para ello debemos promover, estimular y consolidar simultáneamente procesos productivos con actividades económicas sociales y solidarias de base territorial, descentralizados y con el fuerte componente de participación local, el cual movilice a los productores en la persecución de su bienestar mediante la utilización racional de sus recursos propios, humanos y materiales.

Es importante destacar que la propuesta de extensión agroecológica en el desarrollo rural sustentable debe rescatar y destacar los componentes o elementos de resistencia locales a los procesos de modernización anteriormente señalados. El dialogo de saberes se revindica, para valorar los distintos esquemas que bien han de florecer desde la propia identidad local en los sistemas sociales y de producción.

La agroecología, como manejo de los recursos naturales para el diseño de métodos de desarrollo endógeno, necesita utilizar en la mayor medida posible los elementos de resistencia específicos de cada entidad local. La manera más eficaz de realizar esta tarea consiste en la potenciación de las formas de acción social colectiva que poseen un potencial endógeno transformador. No se trata de llevar soluciones a la localidad, sino de acompañar los procesos de transformación existentes en una dinámica participativa como elemento metodológico y teórico. Sevilla Guzmán y Gonzalez de Molina (1993).

Presentamos, para su evaluación algunas premisas, que deberían incluir una propuesta de promoción para la producción y extensión agroecológica:

  • Participación: para generar elementos para el diseño de métodos de desarrollo endógeno desde el contexto de la estrategia agroecológica.
  • Autogestión: lo valoramos como el trabajo aportado lo que constituye la fuerza laboral del poder decisorio a través de las reglas democráticas de participación.
  • Trabajo asociado: se entiende por el régimen de disciplina social, deberes y derechos ambientales colectivamente asumidos con respecto a la gestión productiva.
  • Autonomía: las nuevas organizaciones sociales de producción deberán comprender el derecho de dirigir y de decidir sus relaciones laborales en proporción al trabajo aportado.
  • Armonía: la racionalidad en el uso de los recursos naturales locales proporciona una armonía entre el mantenimiento o aumento de la calidad de vida y en el desarrollo humano allí implícito orientado al bienestar colectivo y a la complementariedad de acciones entre productores. Núñez, (2007).
  • Aplicación de técnicas agroecológicas: el desarrollo participativo de las técnicas agroecológicas permitirá fortalecer la capacidad local de experimentación de los productores con los recursos naturales y base material específicos de su agro-ecosistema.
  • Innovación: crear y evaluar tecnologías autóctonas, articuladas con tecnologías externas que, mediante su ensayo y adaptación, permitan ser incorporadas al acervo cultural de los saberes y del ingenio represado entre nuestros campesinos propios de sus sistemas productivos. Se trata de no seguir con las prácticas modernizante e industrializadas introduciendo prácticas y fuentes de degradación ambiental.
  • Integralidad: referido al manejo de los recursos naturales. La agricultura, agroforestería, ganadería y silvicultura deben aplicarse al conjunto de las potencialidades de aprovechamiento de los distintos recursos existentes en la zona. Deben buscarse el establecimiento de actividades económicas socioculturales que abarquen el mayor número de nuevos sectores para la economía social y solidaria incrementando el beneficio y bienestar de la comunidad.
  • La metodología: agroecológica, parte de los procesos productivos locales lo que implica que sus contenidos siempre se deben contextualizar siendo flexibles, naciendo de la realidad social-productiva, y no de esquemas rígidos, cerrados, definidos a priori, impuestos, estandarizados. Los sistemas agroecológicos son diversos; descentralizados y adaptados a las distintas condiciones agroecológicas.

Algunos elementos teóricos para el Sistema de Extensión Agroecológica

Lo que hemos propuesto sobre lo que debe ser un Sistema de Extensión Agroecológica para su trabajo e impulso de actividades exige un enfoque multi e interdisciplinario. Donde el ejercicio de varias disciplinas generen una coordinación y articulación singular para encontrar y garantizar la consecución de las metas y los mejores resultados en los procesos productivos. Ello indica que el equipo de promotores o extensionistas a formarse también en alguna medida deben manejar un enfoque integral de lo que conforman los nuevos procesos sociales y productivos agroecológicos. De acá se han de desprenderse un buen número de componentes teóricos que proponemos más adelante articulados a algunos de los lineamientos agroecológicos.

Es importante destacar que la agroecología en su dinámica metodológica se enriquece de la sistematización de los procesos productivos en su contextualización, lo que conlleva frecuentemente a recrearse con nuevos temas y motivos provenientes de la reflexión y acción compartida con las comunidades. Independientemente que elaboremos un conjunto de temas o elementos teóricos, siempre estarán encontrándose o naciendo una(s) nuevas propuestas teóricas propias, de la riqueza que envuelven los procesos participativos productivos comunitarios.

Para nuestros propósitos inmediatos de la agroecología y como lo son; aminorar las distintas tensiones ambientales, sociales y productivas que mantenemos en nuestros sistemas de producción agrícolas, hemos seleccionados los temas y lineamientos agroecológicos partiendo de la emergencia que existe en las distintas problemáticas y secuelas ambientales y productivas que nos ha dejado la modernización e imposición del modelo tecnológico agrícola basado en el modelo extractivo del monocultivo.

Los temas que han de abordar el Sistema de Extensión en el despliegue de sus actividades han de ser variados e interactuantes entre los mismos. Podemos enumerar una multiplicidad de temas los cuales en alguna medida han de relacionarse generando productos de interés para el avance de las relaciones productivas y sociales. Así lo expresa el devenir del proceso revolucionario bolivariano y las transformaciones en el implícitas. Es indispensable que los temas a seleccionar logren despertar la motivación en los procesos participativos a los campesinos y productores quienes también han de interesarse por sus propias las iniciativas frente a las que les proporciona el extensionista.

Los principales temas teóricos que esta propuesta presenta para su consideración y discusión lo iniciamos con la recuperación, preservación y protección de los suelos: nos indica una de las tensiones más relevantes en la agricultura social del siglo XXI, la cual se le da respuesta con la combinación técnicas agroecológicas que se han de aplicar. El nuevo manejo de las cuencas hidrográficas también necesariamente dependerá de la aplicación de los principios y técnicas agroecológicas. Dependiente a la producción de agua se oferta la preservación de la agrobiodiversidad que a su vez en sus distintas dimensiones prácticas en la actualidad su funcionabilidad es materia de investigación para avanzar en el control de plagas y enfermedades. Desde la organización productiva y su equilibrio ambiental están surgiendo nuevas organizaciones sociales de la producción que han de elevar los niveles de compromisos y luchas para elevar los niveles de vida de las comunidades y la conciencia organizativa en la búsqueda de mejorar cada día más los procesos de transición hacia la agricultura sustentable. Desde los arreglos de la nueva agricultura y su corresponsabilidad con las condiciones agroecológicas y las socio bioregiones, como otro elemento de tomar en cuenta en los procesos de producción destinados a generar una nueva visón de la economía social y solidaria destinada afianzar las nuevas relaciones laborales y de producción en la nueva sociedad socialista que estamos empeñados en construir.

A manera de conclusión

Los temas que anteriormente se han introducido se estiman sean conversados y debatidos el mayor numero de veces por los nuevos cuadros; promotores y extensionistas agroecológicos que vayan adquiriendo su formación en el área en mención. Se sugiere llevar estos temas a las comunidades y valorarlos en el proceso participativo aplicando diferentes metodologías de selección y priorización de variables. De esta manera se enriquecerán los procesos de construcción teórico-metodológico del que hacer en la extensión rural desde la agroecología.

Publicado en In Motion Magazine 5 de abril, 2008

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