La Relegitimación y
el Salto Adelante Agrícola Qué?
por Miguel Angel Nuñez
Caracas, Venezuela
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Miguel Angel Nuñez en Barinas, Venezuela. Foto por Nic Paget-Clarke.
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En nuestro país algunos sectores vienen hablando de que esta en marcha un proceso revolucionario. Otros argumentan que entramos en la primera etapa de la revolución socialista. El pueblo quiere la revolución y buena parte de el cree se está llevando a cabo. Un buen sector de la izquierda oficialista da por seguro la existencia de un proceso revolucionario de cambios sustanciales como inicio de la revolución. En el propio gobierno existen grupos que sostienen con firmeza que hay revolución y que si existen transformaciones. En sectores de la derecha y la antigua izquierda argumentan que en Venezuela se sostiene un proceso de estatización, de ofensiva contra a propiedad privada y que estamos en franco y lucido camino hacia el comunismo.
Las apreciaciones iniciales cogen fuerza cuando desde distintos sectores del gobierno y otros comprometidos con el proceso revolucionario levantan la bandera de la relegitimación de los poderes electos por el sufragio y los asignados en el poder ejecutivo.
En efecto y no de manera demagógica y sensacionalista el Diputado Dr. Carlos Escarra además de solicitarles a sus compatriotas de bancada dirimir sus escaños tras las elecciones del 3D, arroja su valiente propuesta incluyendo a parlamentarios de los consejos legislativos, gobernadores, alcaldes, concejales y cualquier otro funcionario electo por la voluntad popular.
Apoyamos esta propuesta por cuanto es necesario incorporar al debate revolucionario y de la propia relegitimación el sentido de la misma. ¿ Porqué y Para qué es sano la relegitimación de los poderes? ¿De donde podemos partir para asumir inmensa responsabilidad histórica? ¿Que nuevos avances obtendríamos en nuestro devenir y accionar revolucionario? Esta como otras tantas reflexiones nos motivan expresarlas por cuanto estamos convencidos que este proceso, de cambios profundos que adelantamos los venezolanos exige y no lo hemos hecho responsablemente, una continua evaluación, sistematización y reflexión de las gruesas acciones que se han emprendido en materia política, económica y social.
La relegitimación ayudaría a responder algunas tantas reflexiones, que mantenemos en el debate. Nos preguntamos: ¿Está en marcha realmente una revolución socialista en nuestro país? ¿Cuál es el contenido social, político y filosófico? ¿A favor de cuales clases y como se han dado la composición de las fuerzas sociales que la están impulsando en el sector rural? ¿contra quien y quienes se enfrenta? ¿Se tornará violenta o continuará su rumbo pacífico?
¿el actual gobierno bolivariano con sus políticas e intereses económicos hasta donde llegará con el proceso revolucionario? ¿en algún momento será necesario reinterpretar el término revolucionario, a la luz de los múltiples factores económicos, políticos, militares que han experimentados cambios profundos? ¿la revolución ha creado un estado de transición que rompa con los valores del capitalismo que apunte a derribar al estado y en consecuencia construir una nueva civilización a cualquier modelo de dominación de los ya existente?
Estas como otras tantas peguntas motivan a considerar, que la relegitimación también tendría sentido, si valoramos lo que los distintos poderes han venido asumiendo por el cumplimiento de los 10 Objetivos Estratégicos definidos y exigidos en su accionar por el Presidente Chávez atrás en noviembre del 2004. Objetivos que sustentan el cuerpo doctrinario de lo que se ha titulado por el Salto Adelante, La Nueva Etapa de la Revolución Bolivariana conllevando con creces a profundizar el tránsito a la nueva sociedad que aspiramos.
La nueva etapa en las políticas públicas
Reconociendo que han habido sustanciales avances en el proceso revolucionario en lo estratégico, económico, en las misiones, en la integración con nuestros hermanos latinoamericanos, aún nos encontramos en algunos sectores sociales y productivos, la no claridad para alcanzar las metas y los nuevos sueños revolucionarios se acerquen a la realidad. Por ello se parió la nueva etapa, la cual nos permitiese decididamente accionar no sólo a los actores del gobierno sino también a lo grueso que identifican la riqueza de los movimientos sociales y de cuerpo a cuerpo con sus propuestas libertarias, avanzar hacia las verdaderas transformaciones que nos apunten a una nueva sociedad, alineada al nuevo socialismo que históricamente estamos obligados a debatir su construcción, su ensamblaje y pertinencia.
La institucionalidad revolucionaria con las escasas políticas agroalimentarias que han venido proponiendo en los últimos años también entran en este proceso de relegitimarse. Por ejemplo; ante el caudal de recursos que se le han otorgado al sector agrícola y los precarios resultados que arrojan los planes agrícolas, que además de ser anticonstitucionales, su fragilidad tecno-política no permiten se acoplen a los objetivos particulares que les corresponden en la nueva etapa.
Se exige una transformación estructural en la agricultura nacional. Visto de otro modo, en la agricultura nacional nuestra revolución bolivariana según Marx en los términos más sencillos, su principal contenido es la solución de las contradicciones entre los modos y medios de producción que siguen generándose en nuestra producción agrícola.
Una agricultura que además de dañar irreversiblemente los recursos suelos y agua causándonos severos problemas de salud pública nos obliga a resolver y debatir las tantas contradicciones que allí vemos expresadas. Tamaña contradicción producir alimentos con un nulo aprovechamiento biológico, ocasionándonos severos problemas de organización social, manteniendo la severa como malintencionada dependencia de las empresas transnacionales de agrotóxicos y transgénicos. En este espacio responsablemente y como nuestra conciencia y accionar revolucionario nos dicta, la relegitimación exige también incluir, con todo el respeto que se merecen las asesorías de los compañeros cubanos, argentinos, brasileros, chinos, los expertos de la FAO especialmente su Programa Pesa entre otros, por cuanto ellos en su calidad de expertos, entendiéndose lo avanzado de sus conocimientos, tienen que conocer y haber debatido en sus sociedades y centros del conocimiento la crisis estrutural-energética que la modernidad de la agricultura con agrotóxicos desde el siglo pasado nos demuestra. Teniendo esta crisis como la razón y sustitución, en el nuevo paradigma científico y técnico fundado en la agroecología.
Negarse asumir la evolución histórica de la nuevas ciencias del agro que implican el desarrollo agroecológico es también negarse abrir los nuevos espacios exigidos por acercarnos a debatir las autenticas políticas agroalimentarias que nuestra revolución exige y proseguir cometiendo los errores que dan cabida a mantenernos en la extrema sumisión científica y técnica que afrontamos en dicha materia
La agroecología en su esencia libertaria nos conduce a ensamblar políticas públicas en la agricultura y en los diversos sectores agroalimentarios, afirmamos tal aseveración por cuanto la construcción de dichas políticas, parten de un conjunto acciones sociales y productivas emprendidas en un delimitado lugar, espacio e interés comunitario construidas colectivamente. Allí radica el sentir y accionar de las nuevas políticas públicas para el sector agrícola.
Desde las distintas iniciativas que se emprenden en la agroecología en nuestro proceso revolucionario coge fuerza presentarle al Sr Presidente un Programa Nacional Rector de Agroecología una vez se vuelva a legitimar en los comicios del 3D. La agroecología como un nuevo accionar revolucionario productivo merece ser legitimada como la autentica política pública que en vedad nos lleve a elevar la exigida soberanía agroalimentaria que como máximo reto se ha propuesto la revolución bolivariana.
Published in In Motion Magazine July 23, 2006
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