Entrevista con Francisca Rodriguez Santiago, Chile
Parte 2 / Español | English Parte 2: Recuperar consciencia / Un espacio de intercambio Realizó (y más tarde tradujo y editó) la entrevista Nic Paget-Clarke por In Motion Magazine el día October 18, 2014 in Santiago, Chile. Francisca Rodríguez dice "... vivo de Lampa, una comuna muy grande de la región metropolitana de Santiago. Pertenezco a la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, ANAMURI, organización de la cual soy constituyente, lo mismo que de La Vía Campesina a nivel internacional, y de la CLOC (Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo que es la identidad de América Latina de La Vía.” Enlaces
In Motion Magazine: ANAMURI tiene una estructura horizontal y, también, es autónoma? Francisca Rodríguez: Mira, nosotras quisimos ser una estructura horizontal, quisimos. Eso fue nuestro primer planteamiento, nuestro organigrama circular, no el piramidal, pero en su estructura lo es practica, funcionamos bajo un sistema presidencial. Claro no somos una isla, y la ley así lo establece. Entonces, esto es un mundo muy estructurado y eso no escapa a nosotras, sobre todo, a las mujeres que por primera vez están tomando tanto protagonismo. Entonces, la jerarquía política, la jerarquía sindical, la jerarquía del sistema nos alcanza. En un principio pensábamos que íbamos a tener presidenta, secretaria, tesorera porque la ley te lo exige, pero dentro de la organización íbamos a ser todas iguales. Esa era nuestro buen deseo. Pero, cuando fuimos haciendo las primeras elecciones para constituir la directiva, a medida que iba avanzando el tiempo, la estructura tradicional se fue imponiendo porque los dirigentes parlamentan con las autoridades, y para las autoridades para ellos es la presidenta, o la secretaria general la de mayor representación con quien se quieren entender. Tratando de recuperar la horizontalidad de la organización pero no es fácil es un problema cultural y de dominación. Esto paso porque nos legalizamos, podríamos haber sido una organización de hecho, pero como una organización de hecho también no quedábamos al margen de participar activamente en la elaboración de propuestas políticas, y en la interrelación, la interacción o la gestión que se tiene que hacer con los propios gobiernos y nos hemos tenido que ir amoldando a al exigencias que pone la ley y que ponen, en este caso para la negociación los patrones y de acuerdo a a la ley. Entonces no te podría decir que somos una organización así plana o más democrática desde la horizontalidad. Tratamos de serlo. Pero sí somos una organización que hace un esfuerzo muy grande por la construcción colectiva. Uno de los temas de discusión que hoy tiene nuestro congreso, tiene que ver con esta estructura nuestra, como realmente somos un colectivo en que la horizontalidad no pierda la responsabilidad, el no caer en el asambleísmo, o de repente en la falsa democracia, el democratísimo también mata y esto ya nos pasó en un momento, incluso en la CLOC que en un tiempo funcionó como asamblea en donde participaba el compañero/a que estaba presente o quería, con la prédica que todos éramos iguales y resulta que al final todos se iban y nadie quedaba claro en su responsabilidad. Aquí la responsabilidad hay que marcarla. Dentro de una organización hay quienes tienen mayor responsabilidad, otros tienen menos responsabilidades. Pero, tenemos que buscar los equilibrios y construir trabajos colectivos para distribuir como corresponde las tareas que la organización tiene. Entonces pretendemos ser una organización horizontal. Pretendemos. Pero, en la practica la horizontalidad se va imponiendo de acuerdo a las reglas de funcionamiento del país también. Autónomas, somos autónomas y esa fue una de los primeros estatutos en nuestra declaración de principios. Nosotros somos autónomas frente a los partidos políticos, pero no somos apolíticas. No estamos contra los partidos políticos. Nosotros promovemos la participación de la mujer en los partidos políticos. ¿En cuál partido? Esa es una decisión individual. Lo que no permitimos es que ningún partido venga a dirigir nuestra organización. Si hay militantes de partidos en la organización y creemos que ese es el capital que tiene el partido en la organización y desde propuesta aportaran a nuestra construcción política en forma personal desde su concepción ideológica, pero esta organización no es de ningún partido. Esta organización es de las mujeres del campo, de las mujeres campesinas, de las mujeres indígenas, no es de ningún partido y yo soy militante y te lo digo enfáticamente, eso lo cuidamos, lo cuidamos celosamente de que ningún partido venga a apropiarse de nuestra organización. Somos autónomas frente al estado porque no vivimos de los recursos del Estado. Este es un Estado subsidiario, todo el desarrollo del país está puesto en proyecto. Todo el mundo anda corriendo detrás de los proyectos. Nosotras hemos dicho nosotras vamos a postular a los proyectos que nos sirvan para nuestros planes, para nuestro caminar, pero no vamos a estar corriendo detrás del Estado para que nos den proyecto para uno o para cualquier cosa porque no somos ejecutoras de los programas de Estado, los proyectos en su sentida obligan a que todos vayan ejecutando lo que el Estado tiene que ejecutar. Nosotras en eso nos resistimos. Somos autónomas frente a la Iglesia. Son muy diversas las mujeres del campo. Son de diferentes religiones, entonces por lo tanto nosotras declaramos una autonomía frente a las iglesias, y no hay cuestionamiento a ninguna posición religiosa pero nos cuidamos de sus fundamentalismo y del contrabando ideológicos que varias de ellas traen. Creo que esa es uno de los puntos esenciales de ANAMURI. En su estructura, nosotros estamos en casi todo el país, excepto en casi en Punta arena y en Isla de Pascua, por el alto costo de traslado que tienen esas regiones, aunque recién, estamos acercándonos a la región de Punta Arenas, a la última región del país. Pero estamos desde Arica hasta Coihaique, con organizaciones vivas, con organizaciones locales, con una estructura en organizaciones a nivel de la comuna. Y lo que ha sido más difícil a lo mejor es la estructura regional porque siempre se tiende a centralizar. Hay mujeres de los diferentes pueblos indígenas In Motion Magazine: En su nombre de la organización ANAMURI, se mencionan mujeres rurales y indígenas ¿Qué es la conexión entre los dos aspectos, o hay diferencias específicas? Francisca Rodriguez: Nuestra organización es una organización amplia y reúne la diversidad del mundo rural. Hay mujeres que son campesinas porque trabajan y producen la tierra. Hay mujeres que son campesinas pero que son recolectoras de bosque, pero también hay recolectoras de orilla de mar. Hay mujeres que son crianceras y son textileras a la vez. Y dentro de esta composición, cerca de estas 10,000 mujeres que reúne ANAMURI, hay mujeres de los diferentes pueblos indígenas que al interior de sus comunidades han conformado organizaciones de mujeres. Ellas no representan pueblos, representan mujeres de esos pueblos y nosotras tenemos mucho respeto por la propia estructura que tienen los pueblos indígenas. Lo importante es que ANAMURI en su construcción reúne a mujeres de los diferentes pueblos indígenas y tenemos una comisión nacional desde las mujeres indígenas: Aymara y Quechua del norte; las Licarantai también del norte de San Pedro de Atacama; de la región de Atacama están las Coya y las Diaguitas; desde la Octava región para al sur están las mujeres Mapuche. Y más al sur están las Kaweskar que es una de las etnias más pequeñas, casi en extinción. Y más al sur están las Kaweskar que es una de las etnias más pequeñas, casi en extinción entre la XIV región y la XII región. In Motion Magazine: Puedes hablar sobre la influencia de la cosmología Indígena en ANAMURI? Francisca Rodriguez: La mayoritaria población indígena hoy día está habitando los sectores urbanos al igual que los campesinos en nuestra organización más o menos el 35% de la organización son mujeres indígenas. La organización de las mujeres indígenas también es una manifestación de los últimos tiempos y esto les genera la mas de las veces conflicto con sus comunidad frente a su cultura y cosmovisión y afirman que no existen diferencia entre los géneros en los pueblo indígenas. Afirman que aquí no deben haber organizaciones de mujeres porque ellos no tienen los problemas que tenemos los “huincas” (como nos llaman) de la ciudad, porque ellos tienen una cosmovisión dual donde ambos son iguales y esta cosmovisión dual se basa en la complementariedad entre hombre y mujer. Esa concepción desde su cosmovisión nosotras pensamos que es maravillosa, fantástica, pero que no sabemos en qué recoveco del camino ésta se perdió y las mujeres son discriminada y sufren de violencia racial pero también fuertemente violencia domestica, nosotras creemos que hoy no hay cosmovisión dual, no hay complementariedad desarrollada. Entonces también, al interior de las comunidades indígenas, las mujeres indígenas sufren violencia, hay discriminación, hay desigualdad. Para nosotros es súper importante como recuperamos de a partir de esa cosmovisión dual y de la complementariedad entre hombres y mujeres, una propuesta nuestra encaminada a desarrollar, una propuesta feminista desde las mujeres del campo. Y eso nos tiene en controversia con las hermanas indígenas. En el sentido de que ellos le tienen mucho temor, no aceptan la palabra feminista y nosotros decimos no es que la aceptemos, pero estamos haciendo un reconocimiento de la contribución importante que el feminismo ha hecho para el desarrollo de una mirada más amplia e integrativa de las mujeres. “O tal vez no va a ser definido como feminismo.” Nosotros partimos de la base desde la CLOC.VC, que estamos en una construcción de un feminismo campesino y popular. Las indígenas dicen “campesino” y “popular” pero con identidad, por eso decimos que a lo mejor no se va a llamar feminismo, pero es una propuesta que recoja desde lo histórico el rol nuestro a lo que somos hoy día y eso nos haga reclamar nuestros justos derechos. Y que la igualdad se tiene que plasmar teniendo, como base, lo que fuimos ayer. “Nosotras las descubridoras de las semillas, las primeras agricultoras sobre la tierra, las que hemos alimentado la humanidad, necesitamos tener, digamos, políticas igualitarias, trato igualitario, y consciencia igualitaria frente a lo que estamos viviendo.” O sea, las mujeres estamos despojadas de la tierra. Estamos despojadas de educación. Estamos sobrecargadas desde el punto de vista del trabajo doméstico e incluso del trabajo en la tierra, en la huerta, o en la chacra. Entonces, estamos recargadas desde el punto de vista de la demanda económica hoy día al interior de los hogares para dar respuesta a una sociedad consumista, individualista, que nos pone como paradigmas por aquí tenemos que avanzar, estos son los nuevos paradigmas. Creo que esa discusión ha sido rica con las hermanas indígenas. No ha sido fácil. Somos la única organización de mujeres campesinas y mujeres indígenas. La convivencia no ha sido fácil porque nosotros tenemos que aprender a reconocernos dentro de nuestras diversidad, a respetarnos sobre nuestras diferencias, y a construir propuestas que nos hagan buscar este mundo mejor que nosotras queremos, no solamente para nosotras las mujeres, queremos para el conjunto de la sociedad. Pero aspiramos que esa otra mirada, esa otra construcción las mujeres estaremos en igualdad de condiciones. Es lo único que buscamos, reconocimiento, igualdad de condiciones, igualdad de salario. Trato justo, trato digno, para hombres y mujeres. Un Instituto de Agroecología para Mujeres In Motion Magazine: Tienes un nuevo instituto de agroecología? Francisca Rodriguez: Lo estamos construyendo. Ese es nuestro sueño, nuestro máximo sueño en este minuto es tener un instituto de agroecología para las mujeres del campo. La Vía Campesina, la CLOC en particular, hace ya unos 10 años que se planteó que para poder mantenernos en el campo y para poder desarrollar nuestra agricultura campesina e indígena. Nosotros necesitábamos formar también nuestros propios profesionales del agro. Lamentablemente, los profesionales que hoy día se están formando en todas las universidades son profesionales para el sistema, incluso los ingenieros agrónomos; ya han perdido lo que había antes, antes había un agrónomo que era más completo, que su práctica estaba junto al campesinado. Hoy día sus prácticas son en torno a las grandes empresas y todos están pensando cómo van a ir a ganar plata sin tener ninguna consideración ni reconocimiento al valor de la tierra, a los conocimientos de los campesinos y campesinas, a las practicas campesinas de hacer agricultura que son amigables con la tierra y el ambiente, nosotras decimos no a las practicas tecnificadas de hoy día que son destructoras y avasalladoras de la tierra y los ecosistemas. Entonces resolvimos crear los IALA los Institutos de Agroecología de América Latina. Primero lo hicimos con el aporte, la generosidad y con creer en nosotros que del presidente Hugo Chávez. Chávez fue el primero que acogió nuestras demandas y en Venezuela se abrió el primer Instituto de Agroecología Paulo Freire, de donde ya salieron los titulados 74 o 76 profesionales de América Latina hombres y mujeres de nuestras organizaciones. Nosotras dijimos vamos a crear un instituto para las mujeres, porque el numero de alumnas que hay en los IALAS mixtos en los otros países, las mujeres son las menos en participar. Creo que es porque cuando las madres ven quién puede ir a estudiar y tener un título, porque para los padres es muy importante que los hijos tengan un título, nunca piensan en las mujeres. Primero piensan en el hombre, porque es el hombre el que se va a casar y tiene que tener una profesión para que pueda mantener su familia. Esa es la mirada que hay. No se está mirando que hoy día tanto el hombre como la mujer mantiene la familia. Entonces, el hombre tiene que mantener la familia, es la mirada patriarcal, machista instalada en este sistema capitalista y patriarcal tan fuerte. Entonces, nosotros dijimos, bueno, vamos a obligar a que las mujeres piensen en sus hijas y que las muchachas vengan a estudiar. Hemos comprado una parcelita, con una casa campesina que fue afectada por el terremoto. Una casa que tenemos que restaurar, un instituto que tenemos que construir. Es nuestro gran sueño, esperamos que así sea. Albergará a mujeres del Cono Sur, de Chile, no solamente de ANAMURI sino de las instituciones que son parte de la CLOC y de La Vía Campesina. En Chile son cuatro: la Confederación Campesina Indígena en Ranquil; la Asamblea Mapuche de Izquierda; y la Confederación Nacional de los Pequeños Productores de Chile CONAPROF, y nosotras, ANAMURI. Cuestionando el modelo económico In Motion Magazine: En el pasado, tú hablaste de la importancia de comprender los métodos de consumidores. Por qué planteas esto? Francisca Rodriguez: Mira, fíjate que antes que nosotros fuéramos ANAMURI, éramos parte del departamento femenino, en ese tiempo de una instancia de coordinación de las organizaciones campesinas. Cuando se constituyó La Vía Campesina, una de las cosas importantes que yo vi en esa oportunidad, en Mons, hace 21 años atrás, es que la constitución de La Vía Campesina, estuvo rodeada de las alianzas campesinas. Y las alianzas campesinas las constituían los campesinos, los ambientalistas y los consumidores. Ellos hicieron un mercado campesino alrededor de donde estábamos nosotros reunidos en Mons, y a mí me pareció extraordinario. Me pareció que esta alianza era tan potente, entre los que defienden la tierra, los recursos naturales, nuestros bienes naturales, los que consumen nuestros productos y nosotros que los producimos. Entonces, pensé de que eso iba a perdurar y garantizaba una gran alianza de lucha. Nosotros tenemos muy buenos aliados y tenemos alianzas importantes políticas, con Amigos de la Tierra Internacional, con la Marcha Mundial de Mujeres, con algunas instituciones como ETC (redactor: ETC Group/ Grupo de acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración era originalmente RAFI), GRAIN. Trabajamos con FIAN Internacional (FoodFirst Information and Action Network). Sin embargo, yo creo que aun no logramos un trabajo conjunto con los consumidores, hoy día hay diferencias. No, no estamos en contradicción, pero no hemos construido los puntos comunes. Por ejemplo, cuando los consumidores se organizan y demandan derechos y se organizan, parece, que para defenderse principalmente del abuso de las grandes tiendas, pero no se organizan en función de discutir el consumo, el consumo como una acción política que contrarreste el desenfreno capitalista en este mundo. Entonces es como, se organizan como una acción de protección, proteger al consumidor, “protejámonos.” Hemos tratado de acercarnos a los consumidores y logramos esos puntos común. Eso es un vacio que tiene el movimiento de no lograr esa importante alianza. Bueno, a lo mejor no es la deuda del movimiento, la deuda de los consumidores de no entender que cuando hablamos de consumo, no estamos hablando de lo que compramos, lo que nos ponemos, el auto que tenemos, o los excesos del costo de la luz, el agua -- no estamos hablando solamente del problema que nos cuesta consumir. Nosotras cuando hablamos ponemos el acento en el consumo que nos protege, la vida, la salud y el bolsillo. Entonces, siendo tan importante y fundamental, yo creo que en el momento en el que logremos recuperar consciencia en la población, en torno, a que se pregunten ¿qué estamos comiendo hoy día? ¿Por qué estamos nosotros sacrificando enormemente por tener todo lo que nos muestra el mercado? Y ¿por qué el mercado hoy día por que la industria está haciendo todo desechable? ¿Por qué nos tienen en esta locura de consumo? Entonces te digo en ese minuto los consumidores estaremos junto a nosotros cuestionando el modelo económico que tenemos encima. O sea para nosotros no es solamente una defensa de interés personal, para nosotros es la lucha por cambiar el sistema, por la Soberanía Alimentaria como un derecho de todos los pueblos. Una guerra muy grande contra los conceptos In Motion Magazine: ¿Qué es la conexión de todo esto a la comprensión de sustentabilidad? Mi punto es, muchas personas hablan de sustentabilidad, pero pienso que algunas veces no comprenden de que hablan. Francisca Rodriguez: Mira, primero, para nosotros está claro que el concepto de sustentabilidad es un concepto planteado desde las empresas. In Motion Magazine: Exactamente. Francisca Rodriguez: Entonces, nosotras hablamos de una agricultura sostenible que somos capaces de sostenerla en el tiempo. Y¿en qué condiciones sostenerla? No es de “sustentabilidad”. El problema es una guerra muy grande contra los conceptos porque no solamente la dominación está por el mercado, está también por los conceptos, por la conceptualización, por el lenguaje. Estamos ante un lenguaje -- esto te lo voy a decir porque lo estoy recién pensando -- estamos frente a un lenguaje dominante, envolvente, y frente a otro lenguaje que va desapareciendo. Estamos en un país en el que en un tiempo más no nos vamos a entender. Por eso para nosotros es tan importante recuperar la oralidad. Estamos llenos de conceptos vacíos. Porque siempre se dice que es sustentable, pero sustentable en qué? Sustentable en las grandes ganancias del capital monopólico, por qué? Nunca se dice, lo que plantean por las empresas es que para ellos todo tiene que ser sustentable o sea rentable. Su sustentabilidad se basa en tener el dominio sobre el mundo, sobre los gobiernos, sobre las instancias internacionales, y sobre los pueblos. Entonces, eso hace sustentable el capital. Y a nosotros eso nos hace insustentable. Nosotros somos un sector insustentable. Entonces nosotros luchamos por una agricultura sostenible, que se sostenga en el tiempo, como se han sostenido históricamente. Por lo tanto significa recupera nuestras prácticas de hacer agricultura, validar nuestros conocimientos, recuperar los sistemas agroalimentarios. Y que se entienda que el derecho a la alimentación es uno de los primeros derechos humanos a preservar, porque va en pos de la vida, del desarrollo de la persona, hasta de su conocimiento. Un pueblo mal alimentado es un pueblo sometido. Una persona, un niño mal alimentado es una persona que no va a evolucionar y va a ser siempre un trabajador cabeza gacha. Entonces, para nosotros, te digo, nuestra lucha tiene que ser sostenible en el tiempo hasta lograr lo que es esencial una sociedad justa, solidaria, democrática que base su sentido en el buen vivir de los pueblos. Ahora, con esto de los conceptos, fíjate, por un lado el sistema nos llena de conceptos. Cada día sacan palabras nuevas. Ahora hay una que tiene los organismos internacionales la resiliencia. Todo tiene que ser resiliente y uno se pregunta y ¿qué es resiliencia? Bueno es que ahora en la FAO, en Naciones Unidas se plantea que la resiliencia, que todo tiene que ser resiliente y no te dan respuestas a los problemas de fondo. Entonces lo mismo. Uno tiene que andar buscando el significado de la palabra y cuando tu le encuentras significado, no entra en tu lenguaje común, sencillo, con el que te comunicas con la gente. Entonces, está llenada de conceptos, pone una barrera muy grande entre el conocimiento, la ciencia y el saber. Nosotros tenemos un lenguaje sencillo que tiene que ser entendible por todo el mundo y, por eso cuando nosotros planteamos la soberanía alimentaria, fíjate tú, lo planteamos como un concepto que nos determinaba nuestros derechos soberanos a mantener nuestras agriculturas, pero esta se lleno de contenido. Cuando definimos que la soberanía alimentaria era mas que eso, si era un derecho de los pueblos del campo a producir los alimentos para garantizar un derecho superior. “El derecho de los pueblo a la alimentación. Fíjate que en un principio cuando lo planteamos nos quedamos solos. Soberanía Alimentaria: un principio, no un concepto Cuando se firmó la declaración, nadie más firmó con nosotros, la Declaración de Soberanía Alimentaria. Pero a los 5 años cuando se iba a hacer Roma más 5 que al final fue Roma más 6 porque justo cuando nosotros terminamos la primera conferencia de soberanía alimentaria en La Habana fue el asalto a las torres gemelas en Estados Unidos. Entonces hubo que aplazar la conferencia de la cumbre de alimentación, para evaluar hubo que atrasarla un año. En esos minutos, nosotros, La Vía Campesina, ya no estábamos solos. Había más de 600 delegados de diferentes movimientos discutiendo la soberanía alimentaria. Y la soberanía alimentaria se fue llenando de contenidos: contenido para nosotras los campesinos y campesinas; contenido para los pueblos indígenas, contenido para el común de los ciudadanos cuando estamos hablando de soberanía alimentaria dijimos, “Cuando hablamos de soberanía alimentaria, hablamos de derechos” porque para producir tengo que tener la tierra, derechos al agua. Tengo el derecho también a que por ese trabajo que haga tenga una justa retribución y eso significa precios justos. La alimentación no es un negocio, es un derecho humano que los gobiernos tienen que garantizar. Ningún campesino pretenderá hacerse rico con este trabajo que da respuesta a un derecho humano fundamental. No puede tener un precio alto. Tiene que estar al alcance de todos por lo tanto los gobiernos tienen que invertir en la organización, en la alimentación para sustentar sus pueblos. Entonces la soberanía alimentaria se va llenando de contenidos para todos y para todas. Y nosotros llegamos después a la conclusión de que para nosotros dejó de ser un concepto. Ya no es un concepto, es un principio de vida. Es un principio de lucha. Es un principio de existir y por lo tanto nosotros decimos, los principios primeros se sostienen, se defienden y no se negocian. Ese planteamiento lo hicimos las mujeres no lo hicieron los hombres, en la tercera conferencia de La Vía Campesina. Para llegar a decir, compañeros ya no podemos hablar del concepto de soberanía alimentaria. Para nosotros no es un concepto, es un principio y es un principio de lucha y de vida. Ahora, ese principio tiene que ser sostenible en el tiempo. Y para sostener ese principio nosotros tenemos que realmente lograr restablecer este vínculo, este puente entre el campo y la ciudad para dar valor a nuestra vida y a lo que requiere nuestra vida. Y para existir requerimos alimento sano, nutritivo, adecuado a nuestra cultura, adecuado a nuestro clima. Para existir necesitamos tener un aire limpio para respirar. Necesitamos tener las condiciones mínimas, básicas que nos hagan ser personas porque somos seres humanos, no somos animales. Hasta los animales requieren un espacio adecuado para vivir. Nosotros tenemos una exigencia un poco mayor que la que tienen los animales. Entonces, eso es lo que hace sostenible nuestro planteamiento y sostenible no solamente por los campesinos. Tiene que ser sostenible por todos, porque aquí estamos hablando de un principio de vida. Como ligamos la alimentación a los valores y principios que nos dan identidad ... In Motion Magazine: En este punto, tú hablas de los valores de agroecología y también de la necesidad de alimentar a todo el mundo. ¿Qué son tus pensamientos como este proceso involucra la solidaridad? Francisca Rodriguez: Mira. Fíjate que cuando nosotros hablamos de cómo recuperamos valores, creo que llegó la hora en que tenemos que identificar qué valores queremos recuperar porque es una palabra muy amplia valores. Yo creo que tenemos que empezar a hablar de nuestros valores, de los valores inherentes al ser humano. Y que tiene que ver con la solidaridad, la fraternidad, la confianza, con la reciprocidad. No podemos dejarlo así como recuperemos valores, valores, valores. Es como lo que tú dices, “sustentable.” ¿Qué es sustentable? Entonces, tenemos que hablar de qué valores. Entonces, desde ese punto de vista cómo nosotros ligamos la alimentación a los valores y principios que nos dan identidad y nos inserta en la vida comunitaria. Te decía yo de que el trabajo de la agricultura siempre ha sido un trabajo colectivo. No es un trabajo monótono sólo, o sea también hay un trabajo individual pero generalmente ha sido un trabajo del que participa la familia. Y el consumir los alimentos también es un acto colectivo. Todo la vida está alrededor de la mesa. O sea los momentos de afecto, de encuentro, de celebración, están al calor de los alimentos. Es como un acto de unidad, un símbolo de unidad, pero también de reciprocidad. En el campo es parte de la cultura, el intercambiar, el compartir, y eso se sigue manteniendo hasta hoy. Por ejemplo, aquí y en América Latina, cuando es tiempo de cosecha, toda la vecindad, todas las personas de la comunidad iban a ayudarte a hacer el trabajo. Entonces, por eso que “la minga,” la minga que es el trabajo social comunitario, está en todas partes. Pero la minga no es solamente “por venir a ayudar tú recibías,” y ahí se preparaban los alimentos y recibías la alimentación, recibías el vino, recibías el jugo, el cariño, la canción. Pero, a la hora de que había que parar, se compartía y cuando se compartía, se compartía cultura, se compartía conocimiento, se hablaba incluso de las proyecciones, hasta de qué es lo que tenía que seguir pasando en los ciclos. Eso es lo que se ha ido perdiendo y se ha ido perdiendo no solamente en el campo, en la ciudad se perdió mucho antes. Tenemos un habitante hoy día desconfiado, hostil. No es amigable, (pero) individualista, consumidor. Son las nuevas características que se han ido incorporando al ser humano que no es por cultura, no es por tradición porque antes te digo, las características venían por cultura y por tradición. Eran de familia en familia. Hoy día son a través de estos aparatitos (smartphones) que te están diciendo cómo vestirte, cómo ser, qué comer, a dónde ir. Ellos te van indicando dónde ir. Tú no vas descubriendo el mundo, te lo descubren, te lo venden. Entonces, en ese aspecto lo que nosotras estamos haciendo principalmente es recrear espacio que nos permitan reanimar estas prácticas que son perdidas, estas tradiciones. Por ejemplo, recuperar la feria. La feria eran espacios de fiesta. La gente iba a mostrar su destreza, a bailar, a reír, a compartir. Pero iba a mostrar también, era una muestra de lo que había sido su cosecha, de lo que había sacado ese año. Todos esos espacios se fueron perdiendo y la gente se va encerrando en sí misma. Entonces, nosotros estamos por recupera la feria, pero recuperarla como ese espacio, como un espacio de intercambio, como un espacio festivo, es volver al mundo de los afectos, es poder volver mirarnos a los ojos, es volver a contarnos las cosas buenas y compartirnos y reírnos y felicitarnos por lo bueno. Es poder hablar de las cosas tristes y compartir tú tristeza también. Dar el ánimo en el momento que se requiera. Entonces, hemos hecho y hemos ido realizando ferias que nosotros las llamamos ferias del intercambio. Ahí intercambiamos saberes. Hablamos de lo que sabemos. Compartimos de los saberes; de los sabores, porque preparamos los alimentos, los alimentos tradicionales nuestros, para que la gente vuelva a sentir su sabor, vuelva a conocer su sabor, vuelva a sentir sus olores. Vuelva a disfrutar sus colores. Entonces es una feria de degustación, donde se prepara muchas comidas, muchos platos con los productos nuestros y terminamos con una fiesta y en esa fiesta se comparten las semillas. Y eso te digo, la semilla incluso lo hacíamos como algo sólo, porque las comunidades indígenas lo hacen así se llama Trafkintu y quiere decir en lengua mapudungun, en lengua mapuche que es de compartir, que es de hermandad, porque cuando tú das una semilla, quedas siempre vinculado con esa persona y tú estás preocupado de cómo le fue. Si le salió, si no le salió y la persona que tiene la semilla siempre está pensando en el otro, porque le voy a consultar si a él le pasa lo mismo, si hay un efecto. Entonces, eso es lo que nosotros queremos recuperar. Eso que hace la vida más comunicativa. Es recuperar comunicación entre nosotros, pero también es sacar a flor de piel los sentimientos, porque los sentimientos están retenidos. Cuando salen, salen con rabia, los sentimientos se expresan en ira, en rabia. Pero no se expresan en valores, no se expresan en efecto. Entonces que eso es lo que nosotros queremos, en alguna medida, en este trabajo que hacemos en torno a las semillas, es lo que estamos haciendo. A lo urgente que era defender la semilla In Motion Magazine: ¿Puedes hablar sobre el proceso de esta campaña de intercambiar las semillas? Francisca Rodriguez: Cuando nosotros lanzamos la campaña de la semilla, las mujeres la lanzamos, en Roma, en esa cumbre de alimentación, fíjate que no sabíamos todavía la magnitud que podía tener. Todavía no la asociábamos tan fuertemente a lo urgente que era defender la semilla. La defendimos de corazón. La defendimos como algo muy importante para los campesinos y campesinas, algo muy importante para nosotros. A medida que fuimos viendo esto, la defendíamos frente a la amenaza de la transgenia. Decimos en la declaración, nuestra semilla es prisionera en los laboratorios del mal, donde las alteran. Entonces porque es transgénica, donde están transgrediendo las reglas de la naturaleza. Esa era nuestra declaración y declaramos al semilla patrimonio de la humanidad. Al año siguiente, en una conferencia en Johannesburgo, el representante de Monsanto dijo que él estaba de acuerdo con que fuera patrimonio de la humanidad, porque si era de la humanidad era de todos y por lo tanto las empresas la podían utilizar. Para mí en lo personal fue terrible. Sentí que habíamos cometido el peor error de la vida, no podíamos entender cómo habíamos hecho eso, de declarar patrimonio de la humanidad la semilla. Nos demoró un año discutir, de buscar la fórmula cómo retrocedemos; porque habíamos lanzado la campaña, ahora había que bajar la campaña -- hasta que nos reunimos en Paraguay y alguien señaló, “Mira las semillas nos son un patrimonio de la humanidad, son nuestro patrimonio y ahí nosotros dijimos, no son la humanidad, es un patrimonio de los pueblos indígenas, de los pueblos campesinos, de las mujeres que fuimos sus creadoras, sus descubridoras. Y son nuestros pueblos que ponen las semillas al servicio de la humanidad, pero para que cumplan su cometido -- y ¿cuál es su cometido? Es alimentar a los pueblos”. En el Foro Social Mundial, hicimos el nuevo lanzamiento, ahora más masivo, con el pueblo, con mucha gente, habían más de 18.000 personas para decir que la semilla no era un patrimonio de la humanidad, que eran un patrimonio de los pueblos indígenas, de nuestros pueblos indígenas y campesinos y nosotros, nuestros pueblos generosamente los poníamos en servicio de la humanidad, para alimentar a los pueblos. Bueno y hay consignas “semilla en resistencia”; “las semillas de la vida”; “semillas para alimentar los pueblos”; “tierra para alimentar los pueblos”, entonces muchas consignas se han ido creando en torno a ese planteamiento. Creo que de ahí para adelante, las acciones, las actividades, la defensa de la semilla es enorme y está en todas partes. Y fíjate que cómo nos ha ido acercando. Por ejemplo, los intercambios de semilla nuestro que emergen desde la cultura mapuche y que son los que practicamos, descubrimos cuando nos encontramos en el foro en la India e hicimos un intercambio, nos dimos cuenta que los pueblos asiáticos tienen la misma concepción del intercambio. Lo ven de la misma forma que lo hacen los pueblos mapuche. Entonces, nosotros dijimos “¡ah!” No fueron los españoles los primeros que llegaron a Chile, porque está la cultura entrelazada de los pueblos. O sea las semillas transitaron libremente por los pueblos. Fueron llevadas a diferentes partes y no le pidieron servicio a nadie. Hoy día tienes que pagar enormes cantidades de dinero, montones de trabas burocráticas para poder, dijéramos, traspasar tus semillas a otros hermanos y nosotros nosotras en resistencia tratamos que nuestras semillas continúen en la ruta de la solidaridad y la hermandad de la tierra y seguimos traficando si así se requiere.
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